Pasó el tiempo. Orion y Walburga tuvieron otro niño, llamado esta vez, Regulus Arcturus, y, por supuesto, Black. Y, como todos buenos padres, seguían adorando a Sirius.
Pero el niño creció, y, a su más tierna infancia; es decir, con tres años, fue consciente de que no era igual que el resto de su familia. No era un pensamiento razonado, pese a
(
Read more... )